Se trata de un espectáculo con prólogo para nueve escenas, siete episodios y un epílogo a modo de mosaico, crítico con las relaciones de pareja. Tres parejas se encuentran en un bar y de ahí dan testimonio de sus debilidades, deseos y necesidades, y de golpe estos personajes empiezan a cantar sus enfermedades de amor, porque todo el mundo se entere como es de grande su padecimiento y que injusta es la vida. Sin música de musical al uso, los actores producen todo tipo de sonidos con un pito o respirando a través de un tubo de submarinismo y bailan claqué con pies de pato, tocados con gafas y tubo de inmersión. A lo largo del espectáculo discurren escenas de amor y odio, de engaño y de pasión, de egoísmo y erotismo y de «amor para siempre, nunca más«.